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  • Un estudio de las Naciones Unidas muestra que la minería de Bitcoin consume más electricidad que muchos países y tiene un fuerte impacto en el medio ambiente.
  • La dependencia de Bitcoin de los combustibles fósiles para la minería tiene una importante huella de carbono, y su consumo de agua es lo suficientemente grande como para afectar a cientos de millones de personas.

Un reciente estudio publicado por las Naciones Unidas ha llamado la atención mundial sobre la importante huella medioambiental de la minería de Bitcoin. El estudio alerta sobre el consumo energético de la moneda digital y su impacto en el clima, la tierra y los recursos hídricos. Dado que el consumo de energía de Bitcoin supera al de países como Pakistán, los resultados ofrecen una perspectiva aleccionadora sobre las implicaciones medioambientales de la criptomoneda.

Evaluación de la huella medioambiental de Bitcoin

Las actividades mundiales de minería de Bitcoin han sido objeto de escrutinio por su consumo de energía y el impacto medioambiental resultante, según la última investigación de las Naciones Unidas. El exhaustivo estudio ofrece una imagen cruda de la carga medioambiental de la criptomoneda, citando una inmensa huella de carbono, un uso masivo de agua y una extensa huella terrestre.

En 2020-2021, el uso de energía de Bitcoin se disparó a 173,42 Teravatios hora. Para poner esto en perspectiva, si Bitcoin fuera una nación, ocuparía el puesto 27 en el consumo mundial de electricidad, superando a Pakistán, un país con una población de más de 230 millones de habitantes. La huella de carbono de este uso energético es comparable a quemar 84.000 millones de libras de carbón o hacer funcionar 190 centrales eléctricas de gas natural durante un año. En términos de tierra y agua, el impacto es igualmente preocupante, ya que la minería de Bitcoin consume agua suficiente para llenar más de 660.000 piscinas olímpicas y utiliza un terreno 1,4 veces la superficie de Los Ángeles.

A pesar de los alarmantes datos, el estudio de la ONU, dirigido por el profesor Kaveh Madani, subraya que el problema no debe disuadir de la utilización de las monedas digitales, sino impulsar la inversión en medidas tecnológicas y normativas sostenibles que garanticen su evolución respetuosa con el medio ambiente.

Un llamamiento a las prácticas sostenibles de criptomoneda

Las revelaciones del informe han llevado a los científicos de la ONU a pedir medidas urgentes para mitigar los daños medioambientales causados por las criptomonedas. Abogan por una transición hacia monedas digitales más eficientes energéticamente que puedan mitigar los efectos medioambientales adversos. China ha sido señalada como el mayor contribuyente al impacto medioambiental de Bitcoin, ya que sus operaciones mineras, basadas en el carbón, requieren la plantación de unos 2.000 millones de árboles sólo para equilibrar sus emisiones de carbono.

A medida que el sector de la moneda digital se expande, el estudio subraya la necesidad de que los gobiernos intensifiquen la vigilancia y regulación de su huella medioambiental. Los científicos afirman que no se trata sólo de un problema local, sino que tiene repercusiones transfronterizas y generacionales, e instan a considerar las desigualdades que presenta la actual expansión, en gran medida no regulada, de la industria minera de criptomonedas.

Repercusiones en las políticas mundiales y el abastecimiento energético

Las conclusiones del informe de la ONU indican la necesidad de una amplia intervención política. Las diferentes fuentes de energía de los países para la generación de electricidad conducen a diferentes impactos ambientales, lo que sugiere que ninguna política única puede abordar adecuadamente las diversas cuestiones en juego. La minería de bitcoins depende en gran medida de los combustibles fósiles, y el carbón y el gas natural constituyen una gran parte de su combinación energética. Por el contrario, las fuentes de energía renovables como la hidroeléctrica, la eólica y la solar constituyen una fracción menor a pesar de su menor impacto medioambiental.

Los principales países mineros de Bitcoin, con China, Estados Unidos y Kazajstán a la cabeza, también se enfrentan al reto de mitigar las consecuencias medioambientales de sus operaciones. Estas naciones, junto con otros países de alto rango como Suecia, Noruega y el Reino Unido, contribuyen a la mayor parte de la huella medioambiental global de Bitcoin.

Para contrarrestar los efectos nocivos de la minería de Bitcoin, el estudio sugiere que se necesitaría el equivalente a 3.900 millones de árboles para compensar las emisiones de carbono que ha producido. Esto pone de relieve la magnitud de las implicaciones medioambientales de la minería de Bitcoin y la urgencia de adoptar prácticas más ecológicas en el sector.

Annjoy Makena es una escritora consumada y apasionada que se especializa en el fascinante mundo de las criptomonedas. Con un profundo conocimiento de la tecnología blockchain y sus implicaciones, está dedicada a desmitificar conceptos complejos y proporcionar valiosas perspicacias a los lectores.

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